Economía circular y ciclo de vida de producto
Como respuesta al deterioro ambiental del medio en que vivimos, se han producido nuevas normativas cuyo principio es un cambio basado en la economía circular, un sistema de aprovechamiento cuya base es el principio de las cuatro “R”: reducir, reutilizar, reparar y reciclar. Es un modelo que trata de evitar el despilfarro de los recursos naturales y mantener el valor de los mismos en la economía el mayor tiempo posible, fomentando la prevención y reducción en origen, antes de generar residuos y, una vez se han producido, procurar su reutilización o su valorización.
En este sentido es posible establecer proyectos de buenas prácticas en Economía Circular en las empresas, analizando el ciclo de vida del producto, identificando puntos críticos e implementando soluciones circulares evaluándolas y comparando costes con los impactos producidos mediante una economía lineal.
Ciclo de vida de producto
La gestión del ciclo de vida del producto fomenta la innovación continua al obligar a las empresas a evaluar constantemente la viabilidad y la relevancia de sus productos en el mercado. Esto puede incluir la introducción de nuevas características, mejoras en el diseño o la expansión a nuevos segmentos de mercado.
Una gestión efectiva del ciclo de vida del producto contribuye a la sostenibilidad a largo plazo de la empresa al permitir la identificación temprana de productos obsoletos o no rentables. Esto evita la erosión de los márgenes y la pérdida de competitividad en el mercado.